Sunday, January 11, 2009

Hasta siempre Manel

Llevo dias batiendo en mi mente este mensaje, de tanto recordar y recordarte.
Acabo de saber que por fin elegiste abandonar tu cuerpo y no puedo más que en silencio escribir bellas palabras.
Estés donde estés, quiero recordarte como lo que has sido en mi vida.
Asombrado testigo e ingenuo cómplice del cambio de rumbo, un momento tan bello como dificil para mí, cargado de vibraciones, de color, y de amor. Allí estabas tu, con cara de alucinado, sentados los tres en la habitación, mirándonos y riendo. Conversaciones a media tarde en la terraza de la baronía, inspiradas por las manchas de una pared o la forma de las nubes. Celebramos el amor, la locura y la libertad, tantas veces como nos fue posible.
Tantas veces se abrió la puerta roja para dejar pasar esa sonrisa de oreja a oreja y esos ojos brillantes que portabas, nen. Y después fué la puerta verde y más tarde fue la de color cerezo, la que se dejaba atravesar por la grandeza de tu alma. A veces, como el rio Guadiana aparecías y desaparecías, pero siempre estabas con nosotros, lo sabes, siempre como el primer dia. Y decidiste formar tu hogar en Zaragoza, y nos hiciste complices del amor en tu vida, y seguimos compartiendo ilusiones y buenos momentos.
Allí dejas la huella más grande que un hombre podría dejar, y que debe saber que seguirás con nosotros por siempre, con la mirada brillante del primer dia, de amor, de ilusión, de bondad.

1 comment:

Margarida said...

Qué fácil era abrir la puerta, fuera del color que fuera, y dejar que se colara entre nosotros esa sonrisa de oreja a oreja y esos ojos brillantes que reflejaban la luz de su alma. Ese alma grande, de niño valiente y travieso, que buscaba cobijo entre las nuestras, ofreciéndonos a cambio lo mejor que tenía para compartir: su alegría y su Amor...

Qué difícil es ahora abrir la puerta, sea del color que sea, y no ver al otro lado esa sonrisa picarona que nacía de su corazón y esos ojos que brillaban para decir mil cosas diferentes cada vez que parpadeaban. Su alma fue a buscar paz y cobijo más lejos, tan lejos que duele escuchar su risa sólo de memoria, tan lejos que no sabemos dónde hacerle llegar lo mejor que tenemos para darle: nuestro Amor...

Por eso le vamos dejando mensajes, como éstos, que vagan por los rincones del Universo para que se tropiece con ellos cuando salga a pasear, por si en alguna otra parte sigue cruzando con alegría una puerta de otro color...

Te quiero, Nen